Puerto Rico parece haber dejado de ser aquella ‘isla del encanto’ cuyo nombre era sinónimo de riqueza, alegría y belleza caribeña. Una secuencia de males la vienen golpeando desde hace unos cuatro años sin darle tregua y la han convertido en una isla del drama permanente: corrupción, quiebra económica, huracanes devastadores, abusos de gobierno, desempleo, pobreza, violencia, fuga de la población a Estados Unidos continental (los puertorriqueños son ciudadanos de EEUU).