Constantin y Annie Bakala y sus seis hijos llegaron a San Diego procedentes de la Republica Democrática de El Congo en busca de asilo político.La razón para su solicitud es más que obvia y requiere de una respuesta sensible y humana por parte de las autoridades estadounidenses: “Las dificultades extremas debido a la persecución política” de que Constantin y su familia han sido objetos en aquel país africano donde teme por su vida.
No obstante, como ha ocurrido en la mayoría de los casos de inmigrantes que se encuentran en la situación de la familia Bakala, la respuesta del gobierno fue, de acuerdo con la organización denominada Proyecto Organizador de San Diego (SDOP), que “los funcionarios del gobierno separaron a Constantin de su esposa e hijos en San Diego y lo enviaron a un centro de detención fuera del estado” (en el estado de Atlanta).